Todos tenemos resistencia a cambiar.
Demasiada gente se agarra a lo que le genera seguridad.
Hay que aprender a caer.
Si llevas años agarrándote a un salvavidas nunca conocerás el valor de hundirte y recuperarte.
No aprenderás el desafío que conlleva perder,
ni el espejismo que conlleva depender.
Mucha gente se agarra a la comodidad de sus síntomas, a sus relaciones patológicas, al falso confort que se construye en base al miedo a experimentar cambios, y a los mucho autoengaños que nos justifican para perpetuar las situaciones que nos resultan desfavorables.
La mayoría de gente que he conocido que creía no poder seguir adelante tras perder algo "imprescindible", no solo lo ha hecho, sino que en algunos casos el cambio ha sido para mejor, porque han descubierto cuánto se infravaloraban. Exponerte a "lo que se quiere evitar a toda costa", en muchos casos, te permite darte cuenta de que muchos de esos miedos eran falsos, de que uno es capaz de sacar mucho más de sí cuando de verdad lo necesita.
La educación que los niños reciben en la infancia tiene mucho que ver con eto.
Al niño hay que soltarlo en el agua y que aprenda a nadar "porque si no lo hace se queda sin oxígeno" (entenderse como metáfora).
Al niño hay que hacerle descubrir que puede llegar a hacer lo que cree que es imposible y que construya su autoconfianza en base a un compromiso con su humildad.
Una educación sobreprotectora priva la experiencia más rica para una persona:
el reto, el superar el miedo a equivocarse y el miedo a perder lo que se cree imprescindible.
Una educación que te priva de esto te aboca a convertirte en un evitador patológico.
Cuando todos nos exponemos a situaciones reto, a condiciones para las que no estábamos preparados (una tragedia, una ruptura sentimental súbita, un despido, etc), solemos experimentar como nuestros recursos más instintivos y primarios se ponen en marcha (algunas tienden a deprimirse, otros a consumir una sustancia compulsivamente para evitar el dolor, etc). Pero es en esos momentos cuando la conexión con nuestras necesidades es puesta a prueba, es en estos momentos cuando uno tiene la oportunidad de reaccionar constructivamente a las crisis y desarrollarse con ellas.
Acudir a un psicólogo en estos momentos puede ser útil. El psicólogo te puede ayudar a analizar las creencias que te impiden evaluar el problema sin evitar el mismo, te puede ayudar a gestionar los momentos de desesperanza o "de bajón" y también a comprender qué ha pasado para llegar al punto en el que estás. También te orientará para que evalúes qué facultades de ti mismo quieres construir, o potenciar, parar sacar un aprendizaje de la adversidad que la vida te ha presentado.
Si estas experimentando momentos de crisis y a veces te sientes perdido. En CPTG te podemos ayudar a definir tu propio camino y encontrar tus fortalezas.
Psicólogo en Los Remedios, Sevilla: www.fescudero.com
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Tambien en Bormujos: www.centrobiem.es
Francisco Escudero 20/08/19
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