Video 1 de 3 sobre empatía.
En este primer video vamos a hablar de esa habilidad que resulta de vital importancia para desarrollarnos socialmente y entablar vínculos que se mantengan de una manera estable y saludable. Hablamos de la empatía. La empatía se sintetiza en el clásico popular de “ponerse en el lugar del otro”. Siendo la empatía algo que genera inquietud en las investigaciones de los psicólogos y siendo conscientes de que es un tema complejo en este video vamos a hacer una interesante distinción entre empatía emocional y empatía cognitiva.
La empatía emocional tiene que ver con la capacidad que tenemos de sentir lo que la otra persona está sintiendo. Ésta se desarrolla antes que la empatía cognitiva, y si no se ha desarrollado adecuadamente durante la infancia es más difícil que sea entrenada a diferencia de la empatía cognitiva. La empatía emocional tiene que ver con generar una respuesta que nosotros mismo vivenciamos a nivel sentimental. Si vemos a alguien triste, o sufriendo de dolor, simulamos y vivenciamos esas reacciones en nosotros mismos, y dichas reacciones nos sirven de termómetro para conectar emocionalmente con el otro. Esta empatía emocional se ha relacionado mucho con las famosas “neuronas espejo”, espejo, espéculo, es decir, dichas neurones reaccionan ante el reflejo del otro.
Para activar esta empatía uno suele rescatar las vivencias de su propia historia personal para ponerse en el lugar del otro (si yo he sufrido de niño por tener temor a la oscuridad, seguramente, sea más fácil que yo reaccione empáticamente ante el testimonio de una persona ansiada por haberse perdido entre las calles oscuras de una ciudad desconocida)
¿Y qué pasa con la segunda? la empatía cognitiva. Esta segunda se desarrolla más tardíamente y es en la que la mayoría de personas tiene dificultades. También requiere una mayor dosis de esfuerzo mental. Por otro lado y a diferencia de la empatía emocional esta es más accesible al entrenamiento a lo largo del tiempo. ¿Por qué es más complicada de desarrollar? Porque uno no accede a la empatía cognitiva a través de sus propias reacciones emocionales, es más, a veces tienes que ir en contra de tu propia empatía emocional para conectar con la empatía cognitiva. La empatía cognitiva ha de tener en cuenta la historia de la otra persona, su circunstancia, sus condicionantes de vida, su personalidad y requiere que nos situemos fuera de nuestra mente para ponernos en la suya. Un ejemplo típico donde se carece de esta empatía es cuando a una persona deprimida le dices “pero bueno, alégrate que tampoco es para tanto, o no te pongas tan mal”. La empatía cognitiva no se desarrolla a través de nuestros propios esquemas mentales, sino que requiere que salgamos de los nuestros para intentar comprender o imaginar que profundos motivos y que cadena de explicaciones hacen a una persona actuar o sentir de un modo particular. En este caso, que hace que una persona se sienta deprimida.
Esta empatía cognitiva es a veces la que tienen que entrenar ciertos padres con sus hijos adolescentes. Muchos no llegan a comprender la fase del desarrollo por la que ellos están pasando, las cualidades neurológicas de esa edad, la intensidad emocional habitual y propia de ese período de vida, la confusión en los entresijos de su personalidad. Tratar a un adolescente o a un niño como si fuera un adulto desarrollado sería un buen ejemplo de falta de empatía cognitiva.
Por cierto. A todos nos genera aversión emocional cuando pensamos en alguien que está haciendo algo malo (como por ejemplo meterse en redes criminales, traficar con droga, robar o matar a otras personas) pero que pasa si pensamos en alguien como “Heisenberg” de la serie de Breaking Bad. Este es un buen ejemplo de como a lo largo de la serie el espectador, en la medida en la que comprende los motivos de la conducta del protagonista, acaba por comprenderlos y la empatía cognitiva hacia Walter White se le va inoculando progresivamente al espectador hasta el punto de que incluso el que ha visto esta serie puede llegar a justificar dichas conductas (sin embargo, no creo que la mayoría de personas que han visto breaking bad aprueben, realmente, el robo, el asesinato o el tráfico de narcóticos).
La empatía cognitiva no quiere decir que justifiques los actos de alguien ni que no te parezcan condenables (los psicólogos tenemos que entrenar muy bien esta capacidad pues tenemos que llegar a conectar y comprender a muchos tipos de personas en muchos tipos de situaciones).
Quiero dejar claro que ambos tipos de empatía son necesarias y que hemos de valernos de la combinación de ambas para poder gestionar las relaciones de nuestro entorno de la mejor manera posible. Espero que te haya gustado, un saludo.
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Francisco Escudero
27-5-23