En este video voy a hablar de un fenómeno habitual que se da cuando una persona tiene un episodio de pérdida de control y que acaba haciendo o diciendo cosas que considera inapropiadas y que le llevan posteriormente a sentirse culpable. Un ejemplo de esto puede ser el que acaba hablando acaloradamente por un arrebato de celos, o el que tiene problemas para controlar la ira o incluso una pareja que acaba peleándose o teniendo discusiones intensas o desaforadas. Si eres una persona que de vez en cuando le pasa esto y que acabas teniendo cualquier conducta que tenga una repercusión dañina para ti o para personas de alrededor, o incluso si eres una de esas personas allegadas quizá te conviene ver este video.
Debo señalar que este consejo es muy general y que habría que tener en cuenta la complejidad de cada familia o pareja y no es necesariamente aplicable a casos graves de faltas de respeto, como el abuso o el maltrato. Más bien dirijo este video a casos leves de pérdida de control, que no generan conductas denigrantes y en los que la propia persona suele sentirse dañada moralmente o culpable incluso en el mismo momento en que está actuando de este modo.
Una cosa común que suele a veces ocurrir (que es de la que voy a hablar) es hacer como que no ha ocurrido nada tras el conflicto. Es decir, que tras ese momento de descarga haya una especie de ley del silencio donde dicho momento de pérdida de control pasa automáticamente a ser un tema tabú. Y si esto te ocurre yo quiero invitarte a que te cuestiones por qué se convierte en un tema tabú y si te convendría romper esa ley del silencio. Normalmente dicha ley del silencion acaba por reforzar y alimentar indirectamente la crisis.
Hay que comprender que esos arrebatos suceden en un estado de mucha activación emocional y eso suele llevar a que digas o hagas cosas de las que luego te arrepientes. El problema es que lejos de solucionar los problemas dichas conductas suelen echar más leña al fuego, por no decir, que en muchos casos suelen hacer que el fondo de tu enfado se vea y quedes descreditado por la etiqueta de “irrespetuoso, maleducado, etc”. Y quizá hablaste mal porque es la válvula de escape de un tema que te genera insatisfacción y que no confrontas directamente (por ejemplo), pero ese motivo de fondo va a dejar de ser atendido en el momento en que el otro percibe que le has agraviado.
También es habitual que las personas justifiquen dicho silencio con frases como “"es que es así, tengo que lidiar con ello, nunca va a cambiar" o “esto lo hace porque está pasando por un mal momento”.
La cuestión es que cuando estamos accediendo a la ley del silencio no estamos haciendo a la otra persona (o a nosotros mismos) consecuente de dichas conductas, le estamos dando un permiso más para actuar así. Le estamos dando banda ancha para actuar descontroladamente porque luego nadie le va a preguntar nada sobre lo sucedido y eso hace que los beneficios de hacerlo aumenten y los costes se vean más reducidos. Por no decir que realmente desahogarte cuando estás frustrado o enfadado genera un alivio inmediato, y esa descarga de energía se acaba reforzando como una ruta de conducta a la que tu mente acaba accediendo.
Por eso a muchos pacientes que les ocurre esto (tanto allegados como si les ocurre a ellos) lo que les propongo es que hablen de ello cuando estén serenos, cuando estén calmados, incluso en los momentos más inesperados (al día siguiente durante una comida), pero que lo hagan desde la calma, sin ausencia de juicio y desde la disculpa, procurando favorecer la conciliación con el otro y entrenando otra manera de hablar de los problemas. Si tú cada vez que hablas acaloradamente a alguien luego sabes que no te vas a tener que exponer a tu propio espejo, que la otra persona no te va a decir al día siguiente “oye, ¿Qué te pasaba ayer? ¿hay algo que quieras decir después de lo de ayer? Etc”, quizás si sabes que luego vas a tener que exponerte a ese espejo te lo piensas dos veces, cosas que no sucede si prima la ley del silencio. Pero aun con todo lo dicho, insisto que este es un tema muy complejo y cada situación debe ser evaluada por separado.
Si crees que tienes problemas para gestionar tu conducta cuando te activas mucho emocionalmente o te sientes y que en tus relaciones se dan este tipo de dinámicas quiero que sepas que este tipo de cosas pueden ser habladas y tratadas con ayuda de un psicólogo haciendo una lectura completa de tu caso. Si te ha gustado este video te sugiero que veas el anterior sobre “la zona roja, naranja y verde de la activación emocional”. Hasta luego
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Francisco Escudero
26-3-23
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