Parece que en ciertas esferas está de moda educar a los niños desde un enfoque estrictamente positivo, evitando ponerles límites y desterrando la disciplina de su educación, esperando así que sus hijos encuentren “su propia esencia” por si mismos.
Una de las consecuencias de esto suele ser que acaban criando (Y creando) hijos que tienen tendencia a no esforzarse, a recibir cosas del mundo por el mero beneplácito de existir. “Siempre me lo dan todo sin hacer el más mínimo esfuerzo”. Y eso conlleva que en el fuero más interno de su mente acaben creyendo que sus privilegios son un derecho.
Una de las cosas que puede ocurrir es que con 30 o 40 años sus padres sigan ejerciendo de proveedores sin que estos hagan nada por ganarse la vida o ser autosuficientes y que el intentar coger las riendas acabe generando en ellos ansiedad o sentimientos de inutilidad.
Otra cosa que puede pasar es que encuentren una ideología que les prometa derechos incondicionales, puesto que cuando se hacen adultos se dan cuenta de que el mundo no es así, que las cosas no le llegan por derecho divino, que les han engañado, que les han abandonado y que tienen que esforzarse en la vida más de lo que creían (así pues, es común que se metan en corrientes espirituales que eleven su egocentrismo o la idea de que son más especiales que el resto (por ejemplo en una secta) o en grupos que les hagan sentir ensalzados o superiores a los demás (por ejemplo, neonazis).
Insisto que en este video no estoy procurando hacer una reducción de la realidad, cada caso es único y complejo, y los motivos que explican que unos padres o un hijo, actúen de una determinada manera requieren una evaluación sistemática en consulta. Por favor, evitemos juicios de valor.
Pero digo esto porque a muchos padres les convendría hacerse toda esta reflexión. El exceso de atención o la sobreprotección puede ser tan dañina como la falta de atención. El dejar a tus hijos a su libre albedrío es tan dañino (o incluso más) que una familia autoritaria y restrictiva.
Un niño no puede tomar decisiones totalmente sabias con 6 años (ni siquiera con 10, ni siquiera con 15). Y aunque es necesario, por supuesto, que ellos decidan por sí mismos y se tropiecen y aprendan a equivocarse, necesitan la sombra de un adulto que en el fondo les diga que todo va a ir bien, que ellos les guiarán y protegerán si las cosas salen mal, siempre que ellos estén dispuestos a aprender de sus errores.
Pero una cosa no quita la otra, ellos necesitan guía, orientación, apoyo, consejos, que le pongan límites, que le digan no. Esto no quiere decir que no tengan que responsabilizarse de su vida, o que no tengan que ser consecuentes con su vida. Más bien al revés, Los padres deberían ayudar a sus hijos a convertirse en adultos, a no salvarles el culo cada vez que roban en una tienda.
Y una vez garantizada dicha seguridad (que es lo que necesita esa persona no desarrollada) entonces ésta puede explorar libremente, descubrir sus preferencias, exponerse a las consecuencias del mundo (como que si molesto a mi gato éste acabará por arañarme o que si me enamoro ciegamente en el inicio de mi adolescencia hay una posibilidad de que me lleve una decepción).
No maquillen la aceptación incondicional como negligencia. Tan malo es evitar que el niño explore y conozca las consecuencias del entorno, y meterlo en su burbuja, como dejarlo a la mano de dios y esperar que él conozca y desarrolle las cosas sin guía ni tutela ni tampoco límites. Un cerebro en desarrollo sin protección y sin supervisión es un cerebro en desasosiego, confuso, ansioso.
El desarrollo de una personalidad sana requiere de esos dos componentes al igual (libertad y protección, límites y exploración) al igual que del mismo modo todos necesitamos placer y dolor para desarrollarnos y sobrevivir.
La responsabilidad de unos padres debería ser la de garantizar los componentes necesarios para que sus hijos se conviertan en adultos funcionales en el futuro.
Si alguna de estas cosas te ha resonado te animo a que acudas a nuestro centro de psicología o a terapia online. En la evaluación en terapia tenemos muy en cuenta la historia de vida y las características de la familia de origen para entender los obstáculos que tienen lugar en el presente.
Hasta luego.
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Francisco Escudero
31-7-23
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