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Foto del escritorFrancisco Escudero

Quizás nos conviene ir a un psicólogo. La importancia de tratar los problemas de pareja.

Actualizado: 29 feb 2020


terapia de pareja. Falta de comunicación. Frustración.


La decisión de acudir al psicólogo por problemas de pareja no suele realizarse con facilidad. Con frecuencia suele haber un detonante (una infidelidad, una recaída en el consumo de drogas, un sentimiento de frustración inaguantable, etc). En base a mi experiencia en terapias de pareja puedo decir que lo más común es que haya un relativo consenso sobre la decisión de acudir al psicólogo, aunque uno de ellos suele llevar más carga en la decisión (en muchos casos es la mujer). En ocasiones la decisión de ir al psicólogo puede utilizarse para presionar al cambio o plantear un ultimatum en la relación no manifestado hasta el momento.


Lo que es importante es acudir al psicólogo para compartir y poner sobre la mesa la insatisfacción, para con ello indagar sobre los motivos que la generan. En ocasiones, el deterioro de las relaciones afectivas suele suceder por la repetición constante de los mismos errores y la incapacidad para encontrar una manera más útil y funcional de comunicarse.


Como psicólogo con experiencia en parejas, en ocasiones hay que valorar la opción de terminar con la relación. Entendiendo que el vínculo es un espacio al que cada miembro accede de manera voluntaria. Aunque muchas veces no es la opción deseable no podemos rechazar que es una opción posible, y en algunos casos, la más oportuna. A pesar del deterioro de la convivencia y del vínculo amoroso, en ocasiones suele haber aún algunos componentes bien preservados en la relación, uno de ellos puede ser la mera consciencia mutua de que existe un problema. La inclinación por ambas partes, a la aceptación de que hay cosas que pueden hacerse mejor, puede facilitar que el resto de componentes deteriorados vuelvan a recuperarse. Y esto es útil con independencia de quién haya tenido la iniciativa de acudir al psicólogo para encontrar soluciones.


En las primeras fases de la intervención con parejas es necesario consolidar o valorar hasta qué punto hay ciertas bases construidas para poder empezar a negociar y hacer frente a los problemas. Estos aspectos resultan importantes como inicio en la sesión (en ocasiones la pareja acudirá a consulta teniendo estos aspectos claros. En otros no tanto, aunque habrá un deseo subyacente de comprender y ser comprendido):


  • Reconocer que hay un problema.

Todos tenemos dentro de nosotros mismos una resistencia al cambio que a veces se manifiesta, lo cual nos lleva ocasionalmente a la negación de los problemas (en ultima estancia puede llevar a patrones compulsivos de evasión como el consumo de droga para evitar la realidad cotidiana). Cuando los problemas se hacen evidentes esto puede ser un problema, porque lejos de minimizar el daño lo que puede hacer es agravarlo. En gran parte los problemas pueden empeorar porque el miembro de la pareja que sí reconoce la problemática se siente cada vez más deslegitimado en la relación. Al declarar un problema que solo él mismo "parece ver" automáticamente se deja de sentir escuchado. Desarrollar una actitud dada a puntualizar la problemática que se viven y otorgar un reconocimiento a la problemática que cada uno vive en el vínculo es un buen comienzo. La negación del problema puede crear más diques entre los miembros. Al margen de que el problema sea cuestionado, si uno de los miembros dice ver un problema, no tiene sentido que el otro miembro lo niegue, puesto que el hecho de que uno vea un problema y el otro no lo vea ya es, en sí, un problema.

  • Desarrollar voluntad para solucionar el problema.

Una vez que hemos reconocido que existe el problema también estamos abriendo la puerta a ponerle solución. Esto es importante, aunque ni siquiera se plantee cuál puede ser dicha solución. El mero hecho de plantearlo como una posibilidad aumenta la eficacia de la pareja, facilita la flexibilidad y el diálogo y prepara a las partes a la hora de hablar de los temas importantes y comenzar a plantear posibles opciones. En ocasiones el intento de poner solución a los problemas también se acompaña de frustración, debido normalmente a los intentos ya realizados de poner solución preventivamente a los problemas sin éxito. Esto lleva, en ocasiones, a hablar de los problemas de una manera impaciente e irritable, ya que se parte de la base de que no se pueden encontrar soluciones.. Por eso, en ocasiones resulta cómodo vivir ignorando los problemas y evitar así la exposición recurrente a la frustración de "tratar temas intratables". Acceder a terapia de pareja facilita que estos asuntos salgan a la luz y expone a las parejas a optar por una estrategia distinta a la de enterrar los temas problemáticos. Rebelándose ante dicha postura se accede a una postura que exige compromiso y valentía y que, en momentos difíciles, nos permitirá hacer frente, con paciencia, a los restos que la vida nos pone.


  • Aceptación del trabajo terapéutico.

Muchas veces creemos que ir a un psicólogo implica un fracaso como pareja, o refleja la incapacidad de autogestionar nuestra vida o nuestra relación. Todos en algún momento de nuestra vida tenemos que lidiar con dificultades y aceptar que conocer nuestros límites no es un signo de fracaso, sino de inteligencia emocional. Si la pareja accede a un psicólogo, una tercera persona especialista les dará un punto de vista distinto, les nutrirá con propuestas, nuevas herramientas y enfoques para facilitar la salida de un estancamiento al que se llegó tras numerosos intentos repetidos por encontrar remedios sin éxito. Cuando no se reflexiona ni se hace el esfuerzo extra por cambiar la manera de enfocar los problemas suelen surgir los muros, los bloqueos, la indefensión, el reproche y el deterioro del vínculo. Decidir acudir a un psicólogo es una decisión tan humilde como todas las que requiere analizar los quistes de la relación, pulirlos e incluso eliminarlos. Todo ello requiere sinceridad, expresividad emocional y voluntad por aceptar tu parte del problema sin caer en atribuir la culpa al otro (dicho juego de atribuciones lo único que hace es aumentar el tamaño del quiste, acrecentar los reproches y disminuir la ilusión). Los problemas y la frustración asociada, en ocasiones, nos impiden ver las soluciones, que están frente a nosotros y empiezan a manifestarse espontáneamente una vez decidimos romper los patrones establecidos y los bucles interactivos de la relación. Por ello es importante beneficiarse de los instrumentos y técnicas aportadas por un terapeuta.


Os animo a acudir a mi consulta porque nunca es demasiado pronto. Ni demasiado tarde.


Psicólogo en Los Remedios, Sevilla: www.fescudero.com Contacta con nosotros

ambien en Bormujos: www.centrobiem.es



Francisco Escudero. 23 de Julio de 2019.



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